Mahoma: Volteando al Mundo de Cabeza
El profeta Mahoma es la figura central en el Islam, que aparenta ser la religión de más rápido crecimiento en el mundo. Los musulmanes lo ven como el hombre ideal, un raro ejemplo de perfecta sumisión a Dios. Su práctica o sunna (la forma en que actuó, que debe ser emulada por los musulmanes), es el segundo en autoridad después del Corán. Los seguidores de Mahoma creen que vivió una vida sin pecado, y que todo lo que hizo fue la encarnación perfecta de la voluntad de Dios.
Nada se sabe con certeza sobre la infancia de Mahoma, aunque abundan las leyendas. Maxime Rodinson explica en su biografía que «aun las primeras y más moderados relatos deben de tratarse con mucha cautela. … Comenzaron a aparecer hombres que eran archivos profesionales de tradiciones; podían diseminar historias para satisfacer cierta curiosidad o alguna devoción, o para proporcionar una decisión de acuerdo como lo demandase la ocasión; pues los hechos del profeta tenían un valor ejemplar».
Si bien se esperaba que los guardianes de tales historias citaran sus orígenes, las tradiciones se transmitieron de manera oral. Como resultado, era fácil inventar historias sobre el profeta para favorecer los propósitos personales.
Son los puntos en común entre las leyendas que permiten algunas certidumbres. En aquella época del nacimiento de Mohamed, la Arabia occidental era el hogar de muchas tribus en guerra, cuya religión era politeísta como la que se practicaba en Babilonia y Canaán. Algunos de los principales bastiones de estos cultos se encontraban en Taif y la Meca. El centro religioso de la Meca era la Kaaba un edificio con forma de cubo en el que está incrustada una piedra meteórica negra. Parte de la celebración religiosa requiere de hacer circunvalaciones de la Kaaba para obtener el favor de varias deidades. Posteriormente Mahoma retuvo esta práctica como parte del ritual religioso del Islam durante la peregrinación anual (hajj) a la Meca.
Aunque nadie sabe la fecha exacta, se cree que Mahoma nació en la Meca durante el reinado de Khusro Anosharwan, aproximadamente en 571 d.C. Muhammad ibn (hijo de) Abd Allah era miembro del clan de los hashimí tribu dominante de la Meca, los Quraysh. LA tribu controlaba la Kaaba y dominaba la vida comercial y política en la Arabia occidental. El padre de Mahoma murió antes o poco después de su nacimiento, también la muerte de su madre siguió cuando el niño tenía seis años. Cuando huérfano, vivió por dos años con su abuelo, y después con su tío hasta que alcanzo la madurez.
Se cree que Mahoma no recibió educación académica, además que desde muy joven comenzó a trabajar en las rutas caravaneras. Mientras trabajaba como mercader, se hiso amigo de la dueña de una caravana que era 15 años mayor que él, una viuda llamada Jadiya. Mahoma se casó con ella cuando él tenía 25 años, y juntos tuvieron al menos seis hijos antes su muerte en el año 619. Poco después, Mahoma se volvió a casar y se dice que continuó tomando esposas hasta, poca antes de su muerte, tuvo nueve esposas. Varios de sus matrimonios fueron con viudas y divorciadas, y algunos de estos crearon fuertes lazos con gente poderosa.
Mahoma, practicaba un retiro religioso y de devoción que duraba un mes en las cuevas cerca de la Meca. Fue en uno de estos retiros cerca de una montaña de la Meca, a la edad de 40, que se dice recibió su primer visita de parte de un ser angélico, identificado en la tradición islámica como el ángel Gabriel. Al principio la experiencia aterrorizó a Mahoma; algunas fuentes declaran que este contempló en matarse para que no pensara la gente que era un adivino o quizá hasta un demente. Su esposa, Jadiya, lo persuadió de que no estaba loco y que estas eran revelaciones de Dios, o Alá. Mientras que sus detractores sugerían que estas visiones eran el resultado de ataques epilépticos su serie de revelaciones serian escritas como el Corán.
Mahoma se consideraba a sí mismo como un «amonestador»—alguien para decirle al mundo árabe de sus obligaciones hacia Dios, par aprevenir el desastre, y para traer los más posibles a la fe. Parece haberse visto a sí mismo en las tradiciones proféticas del judaísmo y el cristianismo, y estos temas son la base de los primeros mensajes del islam.
La conversión de otros en la comunidad a la adoración de un Dios fué un proceso muy lento en los primeros años, Mahoma encontró mucha resistencia, especialmente en la Meca. La religión de la comunidad tenía algo de semejanza al islam (el punto de interés para ambas era la Kaaba), sin embargo Mahoma fue acusado de tener poco respeto por la religión de los antepasados.
Después de la muerte de Jadiya y poco después de la muerte de su tío, quien era el protector tribal de Mahoma, la oposición se tornó tan intensa que en el año 622 Mahoma tuvo que huir a la antigua ciudad de Yatrib, o Medina. Quince años más tarde, el año de la huida de la Meca se fijó como el primer año de la era musulmana.
Se cree que Mahoma fue invitado a Yatrib como hakim, o juez. Fue ahí que estableció la primera comunidad musulmana, que actuó como cabeza. Poco después, Yatrib llego a ser conocida como madinat an-nabi, «la ciudad del Profeta». La huida de Mahoma (hijra) a Medina también marcó el comienzo del islam como una fuerza politica.
Mahoma implemento su posición en la zona por medio de numerosas campañas militares. Gradualmente tribus vecinas comenzaron a alinearse a sí mismas con él. Para el año 630 obtuvieron control sobre la Meca y le otorgaron amnistía a sus enemigos, ya fuere que se convirtieran o no al islam (al parecer muchos lo hicieron).
Poco después de terminar la peregrinación en al año 632, Mahoma regresó a Medina. Ahí murió y fue sepultado en su propia casa, que sirvió de mezquita por algunos años. El edificio aun existe y es considerado la segunda mezquita más santa en el islam.
«Era un creyente, consumido con el amor y el temor de su Dios, un político listo para cualquier cosa».
Resumiendo la vida de Mahoma, Rodinson escribe que él era «un hombre complejo lleno de contradicciones. Tenía afecto por sus placeres, no obstante se complacía con momentos de ascetismo. Frecuentemente era compasivo, y sin embargo en ocasiones cruel. Era un creyente, consumido con el amor y el temor de su Dios, además de un político listo para cualquier cosa. Sin gran don de la elocuencia en la vida ordinaria, era capaz de producir en un periodo corto de tiempo, de su inconsciente, frases de una inquietante calidad poética. Era calmado y nervioso, bravo y tímido, una mezcla de astucia y franqueza, perdonador y a la misma vez capaz de un terrible rencor, orgulloso y humilde, casto y sensual, inteligente y, en ciertas cosas, increíblemente estúpido. Sin embargo había un poder en él, con la ayuda de las circunstancias, que lo hizo un hombre excepcional que volteo al mundo de cabeza».