El Coloso de Nerón
La mayoría de los eruditos aseguran que Nerón construyó una enorme estatua de bronce de él mismo como el dios del sol y que la colocó en el vestíbulo de su famosa Domus Aurea, cuyas extensas ruinas fueron abiertas recientemente al público debajo de las calles de Roma. Pero los visitantes no podrán ver la estatua: fue destruida en el siglo IV.
Lo que sí pueden saber es que el emperador planeaba erigir una estatua de 100 a 120 pies (aprox. 30.5 a 36.5 m) de altura del dios Sol, uno de los dioses romanos del sol. Plinio el Viejo (23–79 d.C.) señala que se pretendía que la estatua representara a Nerón, pero algunos especialistas han observado que ésa podría ser la opinión de los detractores del emperador, quienes deseaban denigrarlo después de su muerte. Los historiadores de la época de Nerón no respaldan claramente la noción de que la gran imagen era la del emperador mismo ni tampoco que se encontraba en la Domus Aurea en la época de Nerón. El biógrafo Suetonio, nacido algunos años después de la muerte de Nerón, es el único que se refiere específicamente a «una colosal estatua del emperador», pero no señala que tal estatua estuviera en el vestíbulo, sino más bien que el espacio era lo suficientemente grande para una. Plinio en realidad atestiguó al escultor creando su obra, pero no dice que hubiera sido terminada en la época de Nerón. Tácito (EC 55–120), quien fue un entusiasta crítico del emperador, no hace mención de la imagen. Además, el historiador del siglo III, Dión Casio, registra que Vespasiano, uno de los sucesores de Nerón, erigió el coloso varios años después de su fallecimiento, y no en la Domus Aurea sino en la Vía Sacra. Por ello es poco probable que Nerón jamás haya visto la estatua en su casa.