Soluciones Finales
El mundo ha señalado diversas fechas del año 2005 para conmemorar el LX aniversario de los acontecimientos que condujeron a la conclusión de la Segunda Guerra Mundial en agosto de 1945; no obstante, mientras el año llega a su fin, aún está próximo uno de estos aniversarios. Los Juicios de Núremberg, en los cuales se procesó a oficiales de alto rango del partido Nazi; comenzaron en noviembre de 1945 y culminaron en octubre de 1946. De los 22 hombres culpados de diversos cargos, 18 fueron acusados por crímenes contra la humanidad —en particular contra los judíos, pues alrededor de seis millones de ellos perecieron en el Holocausto—, y 16 de ellos fueron condenados. En los juicios de Núremberg realizados durante los tres años siguientes otras docenas de hombres y mujeres recibieron su condena por los mismos cargos o similares.
Recientemente, tres historiadores y un cineasta debatieron sobre algunos de los problemas que surgieron de la época de dominación nazi. El editor de Visión, David Hulme, entrevistó a Christopher Browning, Sir Ian Kershaw, Steven Ozment y Arnold Schwartzman. Ésta es la primera parte de su conversación.
DH El documental Genocidio, ganador de un Óscar y dirigido por Arnold Schwartzman en 1982, comienza con el sobreviviente del Holocausto, Simon Wiesenthal, advirtiéndonos desde un campo de concentración: 89 miembros de su familia y la de su esposa murieron en esos lugares y la historia podría repetirse. ¿Es posible que ocurra de nuevo y de la misma manera?
[Simon Wiesenthal murió en Viena el 20 de septiembre de 2005 a la edad de 96 años, algunos días después de realizar esta entrevista. Fue responsable de llevar ante la justicia a más de 1,100 nazis sospechosos de cometer crímenes de guerra.]
AS Conocí muy bien a Simon Wiesenthal. Creía firmemente que podría volver a ocurrir y yo comparto su opinión. No soy un historiador como tal, sino un cineasta, así que al filmar Genocidio confié ampliamente en el historiador Martin Gilbert e interpreté sus palabras en imágenes; sin embargo, aprendí muchísimo acerca del tema y creo que sí se podría repetir el Holocausto, sólo se necesita el clima adecuado.
IK Supongo que depende de a qué se refieran con «la historia». Si se refiere a un programa para el asesinato masivo de judíos a manos de alemanes, diría que es totalmente inconcebible. Bajo ciertas circunstancias, el genocidio puede repetirse y yo creo que así será; sin embargo, a pesar de lo ocurrido en Bosnia y Kosovo, creo que es más probable que suceda fuera de Europa que en su interior.
AS Pero ¿no creen en la posibilidad de que se realice un ataque genocida contra los judíos en alguna otra región del mundo?
IK Bueno, si eso sucede, sería más probable en el contexto de un conflicto en Medio Oriente, pero considero que no sería nada parecido al genocidio que entendemos con el término Holocausto. Así que no creo que nos sea de gran ayuda intentar averiguar si se podría repetir el Holocausto.
CB Creo que debemos distinguir entre genocidio y Holocausto. Si utilizamos el término Holocausto para describir el intento de los nazis por eliminar a todos los judíos de Europa, no veo que llegue a repetirse; aunque es claro que el genocidio no sólo puede repetirse, sino que ya se ha repetido desde entonces. Uno piensa en Ruanda y quizás en Bosnia, y ciertamente también en alguna clase de autogenocidio a manos de Pol Pot en Camboya.
Estoy de acuerdo con Ian en el sentido de que estos sucesos ocurrirán de una manera más general, pero no imagino la repetición del Holocausto en el contexto europeo. Incluso al hablar de Medio Oriente, creo que la diferencia es que los judíos no son una minoría dispersa y vulnerable en medio de una población mucho mayor, sino una nación-estado en una situación muy distinta. Es cierto que se han realizado declaraciones de genocidio, pero considero que, en general, sus víctimas reales han sido poblaciones mucho más vulnerables, y en ese sentido no veo que se repita en cuanto a dicho grupo.
SO Por un lado, concuerdo con la sombría advertencia de Wiesenthal, pero también estoy muy de acuerdo con lo que dijo Ian. Pienso que otro Holocausto no se volverá una posibilidad seria si continuamos tomando en cuenta la lección básica de las dos guerras mundiales del siglo pasado. No creo que hoy pudiéramos hablar de nacionalsocialismo y Holocausto si una orgullosa nación alemana no hubiera sufrido continuas humillaciones, algunas de ellas innecesarias, después de su derrota en la Primera Guerra Mundial. Esas humillaciones fueron sociales y económicas, dolorosas y profusas: las reparaciones dictaminadas en Versalles, la ocupación francesa del río Ruhr, la división del territorio alemán, la falta de solvencia, el desempleo, una situación precaria durante la mayor parte de la década… y hablamos de personas que hacía sólo algunos años disfrutaban de una buena vida.
«Nuestro reto continuo es descubrir una manera de recordar sin sed de venganza… y olvidar sin abandonar del todo el tema».
Si deseamos proteger nuestro mundo de los horrores representados por el nacionalsocialismo y el Holocausto, podríamos comenzar por encontrar mejores maneras de controlar los recuerdos y sus resentimientos. Nuestro reto continuo es descubrir una manera de recordar sin sed de venganza (lo cual condujo a Alemania a esta situación) y olvidar sin abandonar del todo el tema; nunca más volver a humillar ni imponer cargas innecesarias y aparentemente eternas, porque la Historia aclara cómo se originan y se desarrollan estos sucesos. Se necesitará mucha vigilancia, así como «recordar sin sed de venganza» para impedir que esto suceda, no sólo entre europeos, o entre alemanes y judíos, sino también entre otros grupos étnicos que están en conflicto alrededor del mundo.
AS Sin embargo, se ha levantado una enorme ola de antisemitismo, particularmente en Europa.
IK Aunque no es comparable con el periodo posterior a las décadas de 1920 y 1930, y ciertamente no está respaldada por ninguna organización del Estado, ni es tampoco de algún partido que siquiera parezca tener el poder político para tener éxito. Claro que tampoco subestimo al creciente antisemitismo. Lo que hay son ataques hacia los judíos, lo cual es muy deplorable, y ciertamente no se debe tratar con complacencia, pero no creo que se compare con el profundo y arraigado antisemitismo protogenocida que existió en muchas partes de Europa (no sólo en Alemania) en las décadas de 1920 y 1930, antes de que en verdad se cometiera el genocidio en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
AS Como un niño judío que creció en el Reino Unido, a menudo me acusaban de haber matado a Cristo y no tenía idea de qué me hablaban. ¿Creen que el concepto católico de los judíos como los asesinos de Cristo tuvo algo que ver en el Holocausto, especialmente en Alemania y Austria, donde viven muchos católicos?
IK En un sentido cultural, era parte del trasfondo, pero no lo limitaría a la iglesia católica debido a que el antisemitismo también prevalecía en áreas que eran predominantemente protestantes. Y en el caso de Alemania, por supuesto, los pilares del nazismo fueron, por mucho, las áreas protestantes y no tanto las partes específicamente católicas de Alemania. Creo que Austria, por diversas razones, es un caso un tanto distinto.
La antipatía cristiana y no sólo católica hacia los judíos como los asesinos de Cristo fue parte de un antecedente cultural que ayudó a preparar el terreno para el ataque hacia los judíos, aunque ése no hubiera sido el resultado sin otros dos factores: primero, el antisemitismo racista —völkisch, en el contexto alemán—, que significaba que los alemanes y los judíos se consideraban, biológicamente, como polos opuestos; el segundo fue la naturaleza apocalíptica de lo que representaba Hitler: eliminar a los judíos era el camino a la salvación o redención nacional. Sin ambos factores, el antisemitismo cristiano ciertamente hubiera sido algo bastante desagradable y hubiera desembocado en pogromos, ataques, persecución y discriminación contra los judíos, pero no en genocidio.
CB Es importante recordar que desde el apogeo en la Edad Media hasta el siglo XX prevaleció en Europa un fuerte antisemitismo religioso, sin que éste llegara al genocidio. Desde luego, tenemos que ver los acontecimientos aparte del estereotipo dominante y profundamente antisemita que se le combinó para producir los sucesos del siglo XX; sin embargo, el antisemitismo religioso por sí mismo no es una explicación, debido a que los judíos sobrevivieron por más de mil años en Europa como una minoría muy vulnerable sin que se les exterminara en un genocidio.
«El antisemitismo religioso por sí mismo no es una explicación debido a que los judíos sobrevivieron por más de mil años en Europa como una minoría muy vulnerable sin que se les exterminara en un genocidio».
IK Eso concuerda muy bien con lo que les decía acerca de la discriminación motivada por la religión en contra de los judíos, en cuanto a que sencillamente no es una razón suficiente. Se debe tomar en cuenta la superimposición del racismo biológico y, además, esta idea de que eliminar a los judíos es algún tipo de respuesta cósmica a los problemas de una nación. Sin estos factores no creo que se hubiera podido llevar a cabo esta forma de genocidio en particular, tan única en tantas maneras.
Y eso me lleva a otra observación, la cual una vez más se basa en lo que decía Chris. El genocidio, de manera más convencional, es cuando existen disputas por el poder y demandas por los escasos recursos en un territorio limitado. Como señalaba Chris, los judíos de la nación de Israel pudieran hoy estar en riesgo de ser el objetivo en cuanto a las políticas en disputa en Medio Oriente. Ruanda es otra situación en la que observamos políticas en disputa. Ése es el caso habitual donde se presenta el genocidio. En el ejemplo de los judíos y la Alemania nazi, esto no fue así. Es inconcebible que los judíos pudieran representar algún tipo de disputa realista por el poder, los recursos o algo similar. Así que, en ese aspecto, la invención del judío como alguna clase de demonio encarnado era la diferencia crucial y subyacente, y la alternativa [la salvación nacional] únicamente sería posible si se eliminara al demonio. Ésa es una forma de antisemitismo completamente distinta al antijudaísmo cristiano tradicional, y, por supuesto, en el caso de los judíos tampoco hubo un conflicto territorial comparable —como tal— que estuviera relacionado. Se consideraba a los judíos como una amenaza universal, no sólo una amenaza dentro del contexto de una nación en particular.
Entonces, pienso que el Holocausto fue único y no se puede repetir; aunque habrá otros genocidios.
AS ¿Y qué hay de la Inquisición Española? ¿Existe un paralelo en un contexto religioso?
IK No, en la Inquisición Española, si la gente se preparaba para la conversión, entonces se les liberaba. Ése era generalmente el caso con la discriminación religiosa del pasado en contra de los judíos. A aquellos judíos que se preparaban para convertirse al cristianismo se les liberaba de la persecución. En el caso de la Alemania nazi, no había diferencia si se trataba de un judío cristiano u ortodoxo; todos eran iguales a los ojos de los nazis. Era una cuestión racial.
SO Cuando la religión se convierte en una marca étnica, entonces la religión se combina con el genocidio. Si la religión se considera únicamente como una creencia, entonces el objetivo es generalmente la conversión. En la conversión, un acto de intolerancia no tiende a ser genocida.
DH Chris, en tu libro, Aquellos hombres grises, acerca del Batallón 101 de la Reserva Policial, señalas cómo hombres alemanes promedio de mediana edad se transformaban en individuos capaces de mostrar una enorme crueldad hacia hombres, mujeres y niños judíos en Polonia. ¿Qué diferencias existen entre quienes sí y quienes no se involucran en tal brutalidad homicida?
CB Por supuesto, ésta es un área en la cual siempre quisieras tener más pruebas a nivel individual. Lo que hemos podido hacer bastante bien es explicar el proceso como una dinámica de grupo; en otras palabras, podemos comprender por qué se pueden organizar grupos de personas, unidades, de ciertas maneras —mediante el respeto a la autoridad, la presión para integrarse, el adoctrinamiento y la capacitación— para convertirlos en unidades asesinas.
Lo que no podemos explicar con firmeza es quiénes conformarán ese pequeño porcentaje que seguramente irá contra la corriente. Como sabemos, habrá una minoría que no se integre; pero saber por qué ciertos individuos forman parte de ese grupo, qué los hace funcionar, es mucho muy difícil. Me recordaron de esto en particular cuando estuve en el mismo panel que Nechama Tec, quien investigaba a salvadores en Polonia. Ella se lamentaba que fuera tan difícil explicar por qué ciertos polacos arriesgasen su propia vida y la de sus familias para ayudar a los judíos. Como dijo Michael Marrus, creo que explicar el bien nos cuesta tanto trabajo como explicar el mal. Explicar estas decisiones personales cuando no contamos con mucha información acerca de personas comunes y corrientes es algo muy complicado; sin embargo, si se buscaran ciertas características en particular, entonces —tal como los salvadores que investigaba Nechama Tec— los inconformes del Batallón 101 eran personas que por alguna razón tenían un mayor grado de autonomía, una mayor capacidad de resistirse a aceptar su situación, de seguir una ruta distinta y de no ceder ante las provocaciones de sus colegas (quienes les decían que eran «gallinas» o «cobardes»). Qué es lo que crea a una persona con ese tipo de autonomía es algo que no creo que hayamos podido explicar plenamente.
En lo que se refiere a los salvadores, Nechama Tec menciona que ellos ya tenían un patrón de comportamiento altruista. En otras palabras, eran personas caritativas que habían desarrollado maneras de responder a los necesitados antes de que el primer judío tocara a su puerta, así que no se sacaron esto de la manga.
Sin embargo, no creo que sepamos lo suficiente acerca de los miembros del Batallón 101 que no dispararon como para decir algo de los patrones de comportamiento de su vida anterior que les permitieran resistir la presión de sus compañeros en ese momento. Es un área de la cual sabemos muy poco.
DH El profesor inglés de Ética, Jonathan Glover, pregunta en su libro, Humanidad e Inhumanidad: Una historia moral del siglo XX, ¿cómo se podrían prevenir este tipo de acontecimientos? Menciona acciones a nivel gubernamental, pero también habla de psicología personal. Al final concluye que el carácter es la diferencia entre quienes sí y quienes no se involucran en algo así.
CB Creo que tendría que ser una relación entre el carácter y los valores; es decir, tienen que ser personas que pueden tener la autonomía para ser independientes, pero también para percibir si lo que sucede es algo con lo cual no están de acuerdo; de lo contrario, se puede conducir al carácter en la dirección incorrecta. Mi opinión es que, por lo menos como historiador, puedo trabajar mejor con conceptos psicosociales que lidiar con el comportamiento grupal. No tengo muchas esperanzas en tener los materiales que me permitan llegar al nivel individual y a un análisis psicológico de los individuos. Se trata simplemente de un problema que los historiadores tenemos con las fuentes. Es sólo que no sabemos lo suficiente acerca de quiénes eran estas personas como para responder el tipo de preguntas que quisiéramos.
DH Ian mencionó que la dictadura de Hitler mostró «de lo que somos capaces». ¿Qué quiso decir usted con eso?
IK Si tomamos a Alemania como un país muy moderno, altamente desarrollado y con cultura de primer nivel, y luego el hecho de que en un periodo de ocho años el país podría descender a lo que vimos en Auschwitz y otros campos de concentración, se nos revelan las profundidades de las posibles acciones humanas hacia nuestro prójimo. Se debe estar inmerso en la exterminación sistemática que se lleva a cabo, el nivel de crueldad ordenada, para creer completamente en ella en una sociedad moderna y desarrollada.
Si vemos a Alemania justo antes de que Hitler tomara el poder, era similar a otras sociedades con las que estamos familiarizados. Así se nos demuestra de lo que somos capaces como seres humanos si las circunstancias nos empujan a ello. Eso coincide con lo que se refería Chris en «hombres grises» y las dinámicas de grupo. Muchas de esas personas que cometieron estos terribles actos se encontraban en circunstancias muy diferentes después de la guerra: en una democracia funcional en Alemania Occidental, perfectamente capaces de volver a ser gerentes de un banco o médicos normales, maestros o profesores universitarios, o cualquier cosa. El contexto fue lo que las hizo comportarse de esa manera. Pienso que, hasta cierto grado, siendo honestos, tenemos que «pedir a Dios no compartir su suerte». Si llegáramos a estar en su lugar, bajo circunstancias tan extremas como ésas, desearíamos poder resistirnos, luchar y todo lo demás, pero probablemente no lo haríamos. Esto no quiere decir que inmediatamente seríamos cómplices de horrendos crímenes, sino que probablemente haríamos compromisos que nos llevarían a cometer actos atroces. Por ello pienso que este régimen ilustra —si no pensamos simplemente en ello en cuanto a que esas personas son de otro planeta, sino como nuestros semejantes, y reflexionamos acerca de nuestro posible comportamiento bajo circunstancias tan extremas— lo que somos capaces de hacer; no necesariamente como individuos, sino como lo que nos gusta pensar que es la gente hasta cierto punto civilizada.
«Si llegáramos a estar en su lugar bajo circunstancias tan extremas como ésas, desearíamos poder resistirnos, luchar y todo lo demás, pero probablemente no lo haríamos».
Quizá deba agregar a este contexto en particular que, en cuanto el huracán Katrina golpeó Nueva Orleáns y los estados sureños a finales de agosto, vimos cuán frágil es en ocasiones la civilización y que también tenemos que estar al tanto de estas facetas: que somos capaces de realizar acciones bastante terribles como individuos y, en particular, cuando nos encontramos bajo circunstancias tan extremas.
AS Simon Wiesenthal me contó una historia acerca de alguien que era una figura destacada en la comunidad polaca donde creció y que luego se convirtió en un kapo en el campo [de concentración]. El Sr. Wiesenthal comentó que «debes ponerte en sus zapatos; es muy difícil juzgarlos». A menudo pienso en mis días en el servicio militar nacional, cuando después de 10 semanas de entrenamiento básico ya era una máquina asesina. Afortunadamente, nunca llegué a ese extremo. Cuando me enviaron a Corea no tuve que matar, pero sí obedecí órdenes. Ahora que pienso en ello, no sé si habría obedecido esas órdenes o no, pero el ser humano es algo muy dúctil que fácilmente se puede manipular para obedecer órdenes. Existen algunas personas que se opondrían a ellas. Espero ser una de ellas, pero no estoy seguro.
«El Sr. Wiesenthal comentó que “Debes ponerte en sus zapatos; es muy difícil juzgarlos”».
SO Tengo la impresión de que en muchas conversaciones existe esa sensación de que Hitler nos mostró de lo que no somos capaces. Pienso que una de las razones por las cuales tantísimas personas tienen grandes dificultades para perdonar o confiar en los alemanes se debe a la creencia de que lo que ellos hicieron nadie más lo hubiera hecho y que nadie más es capaz de hacerlo; de que éste es un comportamiento inhumano. Es esa incapacidad que tenemos de ver la oscuridad de nuestro propio corazón.
REFERENCIAS SELECCIONADAS:
Christopher R. Browning (Profesor Frank Porter Graham de Historia en la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill; ganador del Premio Nacional al Libro Judío de 1993): Aquellos hombres grises. El batallón 101 y la solución final en Polonia (Ordinary Men: Reserve Police Battalion 101 and the Final Solution in Poland) (1992); The Origins of the Final Solution: The Evolution of Nazi Jewish Policy, September 1939–March 1942 (2004).
Sir Ian Kershaw (Profesor de Historia Moderna en la Universidad de Sheffield y miembro de la Academia Británica y la Real Sociedad Histórica, entre otras): Hitler, 1889–1936 (Hitler, 1889–1936: Hubris) (1998); Hitler, 1936–1945 (Hitler, 1936–1945: Nemesis) (2000).
Steven Ozment (Profesor McLean de Historia Antigua y Moderna en la Universidad de Harvard; ganador del Premio de Historia Schaff en 1981): Una fortaleza extraordinaria. Una nueva historia del pueblo alemán (A Mighty Fortress: A New History of the German People) (2004).
Arnold Schwartzman (Diseñador gráfico y cineasta; ganador del Premio de la Academia en 1982 al Mejor Documental; miembro de la Orden del Imperio Británico desde 2002): Genocidio (1981), Liberación (1994).