Las Diferentes Caras del Perdón
«Dado que la maldad está presente en las cuestiones humanas», escribió el profesor de filosofía Charles L. Griswold, «constantemente surge la pregunta de si debemos perdonar o no (y cómo)» (Forgiveness: A Philosophical Exploration [El Perdón: Una exploración filosófica], Cambridge University Press, 2007).
No obstante, debido a una variedad interminable de ideas teológicas y filosóficas acerca de lo que significa el perdón, no siempre es fácil encontrar un camino productivo a seguir —ya sea que le hayamos hecho mal a alguien o que hayamos sido la víctima de alguien más—. Aun así, comenta Griswold, «la maldad diaria» nos obliga a hacer justamente eso.
En esta entrevista con el editor de Visión, David Hulme, el profesor de la Universidad de Boston explora el tema del perdón: qué es, qué no es y qué papel juega en nuestro mundo politizado, así como en nuestra vida personal.
DH ¿Por qué decidió escribir un libro acerca del perdón?
CG En los últimos años los filósofos han vuelto a escribir acerca de algunos de los grandes problemas de la vida humana. Hoy en día existe una gran cantidad de literatura que habla de la naturaleza de la felicidad, el cual es un tema filosófico clásico. También hay muchas obras filosóficas recientes acerca de la mortalidad e incluso del significado de la vida. El perdón es un concepto moral muy importante en la vida diaria. Al igual que muchos filósofos, deseo emplear las habilidades y recursos de mi disciplina para aplicarlos a estos importantes temas.
También tenía una razón intelectual y biográfica para escribir este libro. Durante mis primeros años como investigador, trabajé mucho con Platón y el tema del perfeccionismo platónico. La moral perfeccionista y las teorías políticas que pretenden que juzguemos las cosas de acuerdo con ciertos estándares de perfección sobrehumana me han decepcionado muchísimo, así que comencé a pensar en alternativas que acepten las imperfecciones fundamentales de la vida humana y que respondan a ellas de una manera constructiva. Mi enfoque en el perdón era un esfuerzo por entender qué virtudes podrían ajustarse bien a la aceptación de las imperfecciones inexorables del mundo, pero evitaran la resignación o el quietismo como respuesta a ellas, o un esfuerzo para huir a algún otro mundo. Entonces comprendí que el perdón es realmente una de tales virtudes.
Desde el punto de vista biográfico, como muchas personas que llegan a la edad media, despiertas un día y te das cuenta de que has hecho mucho daño, como también te lo han hecho a ti. Para mí, eso plantea el tema del perdón. Asimismo, es probable que, de una u otra forma, hayas tomado parte en decisiones que han causado daño, o que hayas sido víctima de tales decisiones. Eso también plantea el tema del perdón. Me divorcié hace aproximadamente ocho años y fue justo entonces que comencé a pensar con más insistencia en este tema… ¿Se puede perdonar y ser perdonado?
DH ¿Escribir sobre este tema ha provocado algún cambio en usted?
CG Probablemente no me corresponde a mí decir si soy más o menos capaz de perdonar, pero por supuesto que me queda mucho más claro lo que significa perdonar y qué es lo que estoy haciendo cuando hago a un lado el enojo que siento por alguien que me hizo daño o por alguien que ha resultado lastimado. Desde el punto de vista político, antes no tenía tan clara la diferencia entre el perdón y la disculpa. Ahora que tengo una idea elaborada al respecto, mi juicio acerca de lo que es apropiado en la esfera política es mucho más claro de lo que solía ser.
DH ¿Qué es lo que espera que obtengan sus lectores?
CG Un nuevo entendimiento de por qué el perdón es una virtud, bajo qué condiciones es una virtud, qué significa perdonar, las condiciones que deben cumplir ambas partes y cómo es que el perdón difiere de otros conceptos que son parte de la misma familia de ideas y con las que es fácil confundirlo, por ejemplo, justificación, indulgencia, misericordia, disculpa, etc.
DH Cuando escuchamos la palabra perdón, muchos le damos un cierto sentido teológico, pero su enfoque es secular. ¿Podría profundizar en la diferencia entre estas dos perspectivas?
CG El término sí tiene connotaciones religiosas y yo diría que existen muchos puntos de vista religiosos distintos, no sólo uno. Por ejemplo, la manera en que se aplica en el judaísmo es una cuestión extremadamente interesante. No creo que sea igual a la manera en que lo aplica el cristianismo. ¿Y cómo se aplica en el Islam? ¿Qué papel juega en el budismo? ¿Jugó algún papel en el politeísmo griego o romano? Así que no hay sólo uno, sino muchos puntos de vista religiosos, y es posible que sean incompatibles entre sí. Incluso dentro de la historia del cristianismo, sospecho que hay puntos de vista que en realidad compiten entre sí.
No obstante, no veo ninguna razón por la que alguien no pudiera desarrollar un punto de vista secular del tema, uno que no dependa de la afirmación de que Dios no existe, sino que únicamente postergue el juicio de la dimensión religiosa. La lógica de dicho punto de vista será muy diferente a la lógica de un punto de vista que suponga la existencia de Dios o de los dioses.
DH ¿Cómo responde a la afirmación de que la ética judeocristiana ofrece un entendimiento más amplio porque introduce el perdón desde una dirección muy diferente, es decir, desde Dios?
CG Creo que esa afirmación es falsa. Demuéstreme que ese otro punto de vista es «más amplio» y explíqueme a qué se refiere con ello. Yo no creo que así sea; sólo creo que es diferente. Incluso considero que los puntos de vista judaicos y cristianos difieren entre sí. El punto clave que a menudo se utiliza para sostener esta tesis de que el punto de vista cristiano es más profundo o superior —para hablar en términos de estas amplias generalizaciones— es que, si suponemos que existe un Dios indulgente, tenemos una solución para una serie de problemas que el punto de vista secular no puede resolver. Se sostiene que la perspectiva cristiana permite una clase de perdón incondicional, un perdón sin importar lo que el malhechor haga, y que el modelo para esa clase de perdón es Dios, quien perdona incondicionalmente. Si no eres capaz de perdonar un mal terrible, recibes cierto apoyo moral o espiritual de Dios que te ayuda a perdonar, o Dios perdona por ti si tú no puedes hacerlo, dándole al malhechor una nueva esperanza de vida o una nueva oportunidad para una vida moral. Se afirma que el punto de vista secular no permite algo así y que eso es un defecto.
DH Puedo distinguir entre el principio bíblico y lo que estamos llamando el principio cristiano; no creo que sean necesariamente lo mismo. Jesús y Pablo tenían las Escrituras Hebreas como base. La perspectiva cristiana ampliamente aceptada que proviene de los primeros padres de la iglesia, como Orígenes o Agustín, puede ser antitética a la definición bíblica.
«Ni siquiera Dios perdona incondicionalmente. Hay una gran variedad de cosas que se deben hacer, entre ellas, arrepentirse».
CG Así es. Una colega, Ilaria Ramelli, está escribiendo un artículo para un volumen de ensayos que pregunta: «¿El perdón de los primeros años del cristianismo era incondicional?» Y su respuesta será que no era así, sino que se trata de un desarrollo posterior. Ni siquiera Dios perdona incondicionalmente. Hay una gran variedad de cosas que se deben hacer, entre ellas, arrepentirse.
DH En su libro menciona que no es lo mismo una disculpa política que pedir perdón.
CG Cierto. Pienso en el perdón en un contexto interpersonal. Se trata de una respuesta moral de parte de una víctima hacia alguien que le hizo daño, y conlleva problemas de ira y rencor, de reconocimiento y respeto, de pruebas que demuestren que una persona en realidad está cambiando su forma de ser y, por lo tanto, ganándose el perdón… Todo eso está en juego, además de una gran cantidad de ideales morales que pretenden que las personas mantengan ciertos estándares morales y que al cambiar vivan dentro de dichos estándares.
Ciertamente, una disculpa es parte del perdón interpersonal, pero en un contexto político se puede tener una disculpa sin perdón: disculpar requiere asumir la responsabilidad, pero aceptarla no requiere dejar atrás al resentimiento. Requiere olvidar la venganza, aunque se puede aceptar genuinamente una disculpa sin dejar atrás el resentimiento. Creo que eso es apropiado para la dinámica de un contexto político, además del hecho de que ese intercambio a menudo ocurre, no entre dos individuos, sino entre un individuo y una o dos entidades corporativas, naciones, corporaciones o iglesias. En el libro hablo del caso del Presidente Clinton ofreciendo una disculpa a nombre de los Estados Unidos a los japoneses americanos que fueron recluidos injustamente durante la Segunda Guerra Mundial, así como a sus descendientes. El Presidente Clinton no tenía nada que ver personalmente con la injusticia mencionada, por lo que ofrece una disculpa como el representante de una entidad, cuyos miembros actuales, en su gran mayoría, tampoco estuvieron relacionados con lo ocurrido. E incluso algunas de las personas a las que pidió disculpas no eran las que estuvieron en los campos. Esto no significa que la disculpa no sea real o moralmente importante, sólo que es diferente de lo que sucede en el contexto interpersonal del perdón.
DH Lo que busca aquí es más un caso de precisión lingüística, ¿no es así?
CG Es un caso de precisión lingüística y conceptual, pero no se trata sólo de semántica, debido a que las condiciones para ofrecer una disculpa satisfactoria no son las mismas para el perdón, aunque algunas de ellas se traslapan. En una disculpa política, así como en el perdón, se hace un compromiso de decir la verdad. Entonces, cuando ofreces una disculpa, la idea es decir por qué lo estás haciendo, lo que significa hacer públicos los hechos. Lo mismo ocurre con el perdón: si te perdono por algo, es porque tú ya pediste perdón y ya dijiste también por qué razón me pediste que te perdonara; sin embargo, la persona que hizo el daño no tiene que ser la que pida disculpas por ello, la persona que recibe la disculpa puede hacerlo en nombre de alguien más. Y la forma en que se relaciona con un sentimiento moral como el rencor es bastante diferente, por lo que la distinción no es sólo semántica.
DH ¿Considera que la reciente disculpa del gobierno australiano hacia los pueblos aborígenes presenta las mismas condiciones que la disculpa de la administración de Clinton a los japoneses americanos?
CG En efecto y, por cierto, según lo que leí en los periódicos, la disculpa ofrecida por el primer ministro australiano estuvo bien hecha porque fue muy explícito al asumir la responsabilidad corporativa, señalando que en verdad estuvo mal y que el gobierno en verdad se estaba disculpando por ello, además de que aclaró cuál fue el daño que se hizo.
DH Sin embargo, en el caso del Presidente Richard Nixon tiene una perspectiva muy diferente...
CG El Presidente Nixon nunca se disculpó realmente. David Frost le preguntó en la famosa entrevista: «¿Se disculpa?», y Nixon contestó algo como: «No puede haber disculpa más grande que haber dejado la presidencia». Ésa es una evasión clásica. Se pude renunciar a la presidencia por todo tipo de razones; ésa no es una disculpa. Para ofrecer una disculpa hay que decir que te estás disculpando.
DH Una de las cosas que sobresale al buscar el perdón es que tiene que provenir del corazón, así como el que perdona tiene que hacerlo de corazón. ¿Cómo se relaciona esto al tipo de virtud secular del que habla?
CG Está directamente relacionado. Yo no utilizo esa metáfora, pero a lo que se refiere es compatible con lo que digo. En una exitosa escena interpersonal de perdón, quien hizo mal en verdad cambia su forma de ser además de dar una explicación de qué fue lo que lo orilló a hacer el mal, y entiende de qué manera afectó a la otra persona. Entonces se demuestra con palabras y hechos que existe un compromiso real para cambiar; no obstante, pasa lo mismo con la persona afectada, ya que no sólo se olvida de la venganza, sino que también cambia internamente al hacer a un lado lo que justificaba su ira, pero también cambia su opinión respecto a la persona que le hizo daño. A esto se le conoce en la literatura filosófica como «replanteamiento». Se llega a ver a la persona que hizo el mal de una manera distinta. Éstos son cambios fundamentales, «provienen del corazón», por así decirlo.
«En una exitosa escena interpersonal de perdón… se demuestra con palabras y hechos que existe un compromiso real para cambiar».
DH ¿Puede un individuo buscar el perdón de un grupo? Tomemos como ejemplo a un ejecutivo de ahorro y crédito que saquea las cuentas de sus clientes y después pide perdón. Supongamos que realmente lo hace de corazón. ¿Esto se ajusta a su modelo?
CG Creo que sí es posible y apropiado disculparse, y hacerlo de corazón; sin embargo, la idea de ser perdonado por una entidad abstracta como lo es un grupo no tiene sentido para mí. No creo que un grupo pueda perdonar; las personas son las que perdonan.
DH ¿Quiere decir que algunas veces el modelo popular del perdón simplemente no concuerda y que, en algunos casos, una disculpa puede considerarse como el equivalente a buscar el perdón.
CG Es correcto, y creo que es muy útil saberlo. Ésa es una de las formas en que este análisis filosófico puede ayudarnos a entender lo que es apropiado pedir y lo que no en diferentes contextos. Y esto también es verdad acerca del resarcimiento. Nada de lo anterior toca el tema de la justicia. El ejecutivo de crédito que robó el dinero de los cuentahabientes, sin importar lo que haga respecto a la disculpa o el perdón, quizá todavía tenga que sujetarse a la ley. Por ejemplo, quizá necesite compensar a los dueños del dinero, cumplir una condena en prisión o lo que sea apropiado. Ninguna cantidad de disculpas o perdón soslaya la necesidad de consideraciones de justicia cuando son apropiadas.
DH Esto introduce el concepto de la misericordia y su significado. A menudo se me ha ocurrido que es entonces cuando las personas se confunden; quieren ser buenas, pero terminan siendo bobas. Las personas tienen una idea poco clara respecto al perdón y nunca tocan el punto de la justicia.
CG Estoy de acuerdo. Imagine que ambos somos desfalcadores y nos atrapan, entonces ambos nos disculpamos, pero tus ahorradores tienen misericordia de ti y le piden al tribunal que no te procese ni te castigue, mientras que los míos no la tienen y a mí me castigan por el mismísimo crimen que tú cometiste... Eso realmente cuestiona la justicia y es tonto restarle importancia basándose en que la misericordia es una virtud. No se trata de decir que no hay cabida para la misericordia o la clemencia en un contexto judicial, sino de que no debería obstaculizar las consideraciones apropiadas para ese contexto.
DH Lo comento porque también habla de una cultura que parece haberse desarrollado en cuanto a las disculpas y el perdón. ¿Cómo se desarrolló y cuáles son sus pros y contras?
CG Imagino que, por un lado, se ha dado recientemente como una consecuencia del movimiento terapéutico de autoayuda y, por el otro, a partir de cierta interpretación del cristianismo. Y ambas teorías se cruzan bastante. Si observas las montañas de literatura no filosófica que habla del perdón, con frecuencia encontrarás una coincidencia entre el enfoque de autoayuda y un punto de vista religioso o cristiano que enfatiza el perdón incondicional. También tiene raíces profundas en las ideas de compasión, transparencia pública y de esperar que las personas en la vida política sean receptivas al pueblo. Probablemente sea parte del florecimiento de una cultura democrática y quizá podamos aprender mucho acerca de cómo sucedió leyendo a autores como Tocqueville; sin embargo, no he hecho un estudio sociológico de la materia y, en sí, no conozco ninguno.
En cuanto a los pros y los contras, en el libro hablo de algunos de los peligros a los que está expuesta esta especie de cultura, y uno de ellos es que el perdón y las disculpas se transforman en algo meramente teatral; dejan de provenir del corazón, lo que las priva de su seriedad moral. Incluso existe la preocupación de que una vez que el perdón y las disculpas se convierten en algo esperado en la cultura y la esfera pública, se cohesionen con los castigos por no realizarse correctamente.
DH ¿Es posible pedir disculpas a las personas que están muertas por errores que otros cometieron en su contra?
CG Ésa es una pregunta complicada, ya que no sólo tiene que ver con el hecho de disculparse con la persona fallecida, sino con el hecho de disculparse en nombre de otros. El perdón de terceros se basa en tal cuestión y eso nos presenta toda una serie de consideraciones, pero la otra cuestión es si tiene sentido disculparse con los muertos, seas un tercero o no. Yo diría que sí y, de hecho, bajo ciertas condiciones, es posible obtener el perdón de los muertos. Sé que en principio suena extraño, pero imaginemos la situación contraria: alguien que te hizo daño falleció y encuentras en su lecho de muerte una minuciosa carta donde te ofrece disculpas, habla de arrepentimiento y realiza una declaración creíble de que, si la persona viviera, hubiera dado todos los pasos necesarios para conseguir tu perdón, pero ahora ha muerto. ¿Es posible perdonar a esa persona? Yo creo que sí, si uno puede elaborar una narrativa del tipo antes mencionado.
Entonces, lo mismo ocurre con las disculpas para las personas que han muerto. Si pudiéramos elaborar una narrativa que ellos recibieran —y con ella aliviar nuestra culpa— y realmente diéramos otros pasos importantes para justificar el perdón, entonces por qué no podría ser posible imaginar que te perdonan por una buena razón. Pero estos son casos imperfectos de disculpa y perdón. Lo que quiero decir es que uno podría desear que la persona no estuviera muerta y ofrecer una disculpa a quien pudiera recibirla, o ser capaz de perdonar a alguien que se lo ha ganado en el momento y de la manera adecuada.
DH Cuando hablamos del perdón, generalmente hablamos de dejar a un lado el resentimiento hacia alguien más. ¿Qué hay acerca de las personas que dicen: «De acuerdo. Te perdono, pero nunca lo olvidaré»?. Lo que quieren decir es que todavía sienten un gran resentimiento y que, de hecho, no han perdonado.
«No puedes perdonar y continuar albergando resentimiento; dejarlo atrás es parte del perdón».
CG ¡Exacto! Eso significa que no hay perdón. No puedes perdonar y continuar albergando resentimiento; dejarlo atrás es parte del perdón, por lo que si no olvidar significa seguir con el resentimiento, entonces se trata de una contradicción.
DH Es aquí donde entra la cuestión del rencor. Uno de los grandes retos en la vida es que a menudo nos enfrentamos con situaciones donde las personas no muestran remordimiento; han actuado mal, pero nunca lo admitirán. ¿Cómo puedes continuar con ese tipo de recuerdo por el resto de tu vida? Es difícil si no aceptas el hecho de que es posible vivir sin guardar rencor. ¿Es posible vivir «dispuestos a perdonar»?
CG Es una situación desconcertante y exasperante cuando has sufrido algún daño y la otra persona no da ni siquiera los pasos más elementales para ganarse tu perdón. Desafortunadamente, algo así es quizá la norma, por lo que a menudo nos vemos atrapados en una situación en la que quisiéramos perdonar, pero que, de cierta manera, no se nos permite hacerlo. El perdón no es la varita mágica que usamos para resolver todos estos problemas, incluyendo cómo responder a quien nos hizo daño y no se disculpa, y a la toxicidad de la ira que uno siente en consecuencia. Hay otras cosas que uno debe hacer en ese caso: desde terapia, pasando por el olvido y hasta llegar de alguna manera a dejar atrás el pasado, quizá justificar y elaborar algún tipo de narrativa que explique por qué esa persona es incapaz de disculparse —como que la persona está dañada moral y psicológicamente— y tratar de encontrar alguna forma de justificarla (que no es lo mismo que perdonarla). Creo que hay muchas respuestas que podríamos adoptar para este problema tan común.
«Es una situación desconcertante y exasperante cuando has sufrido algún daño y la otra persona no da ni siquiera los pasos más elementales para ganarse tu perdón. Desafortunadamente, algo así es quizá la norma».
DH Entonces, si una persona no admite que se equivocó, es muy difícil para nosotros perdonarla realmente; de hecho, es ilógico.
CG Lo que en verdad está haciendo es no perdonar. Y, de nuevo, no es sólo una cuestión semántica; la forma de llamarlo hace una gran diferencia.
Creo que existe otro problema profundo acerca de si las personas hacen daño consciente o inconscientemente. Todo lo que he dicho acerca del perdón se basa en la tesis de que, en cierto sentido del término, las personas hacen daño conscientemente (al menos en algunas ocasiones). Si eres un socrático, argumentarías que la tesis es falsa y que las personas, cuando hacen algo malo, en realidad no saben que está mal. Piensan que es bueno o que es correcto y, de ser cierto, entonces la respuesta apropiada no sería el perdón, sino el entendimiento y la justificación.
DH Como también podría serlo no guardar rencor como una consecuencia.
CG Efectivamente. Además, creo que la justificación logra atenuar el resentimiento y la ira. Si se requiere o no desechar la ira, es algo que aún no he descifrado. Quizá sí, pero tendría que analizarlo.
DH ¿El perdón es esencial para la reconciliación?
CG Todo depende de a qué se refiera con reconciliación. Si significa dejar atrás las hostilidades, entonces la respuesta es no. Las personas suspenden las hostilidades por todo tipo de razones que no tienen que ver con el perdón. Podrías dejarlas por un momento para tomar ventaja o para evadir una desventaja, o porque estás harto de la guerra y prefieres cierto estilo de vida. Nada de esto tiene que ver con el perdón.
Si por reconciliación hablamos de algo más, como la reanudación de la relación anterior en un contexto interpersonal, entonces la conexión entre ambas es más estrecha. Ciertamente diría que el objetivo del perdón es la reconciliación y que el perdón provoca la reconciliación; sin embargo, no diría que todo tipo de reconciliación depende del perdón.
DH Esto nos remonta a que exista previamente cierto tipo de arrepentimiento y a lo que hablábamos anteriormente, algo que provenga del corazón. Si llegas al punto en que estás dispuesto a asumir un enfoque indulgente con los matices sugeridos, parece que eso generará otros cambios de comportamiento, el antiguo concepto hebreo del shub: dar la vuelta y tomar la otra dirección. Así que volvemos a la conexión entre los conceptos religiosos y las virtudes seculares, ya que estamos lidiando con valores que son parte de nuestra vida.
CG Así es; estoy completamente de acuerdo con eso. Sería muy interesante realizar un análisis intercultural del perdón en diferentes contextos religiosos. Por ejemplo, no creo que hubiera mucho espacio para el perdón en la antigua Grecia, donde eran muy religiosos (excepto entre los filósofos, pues incluso entonces la reflexión moral era a menudo religiosa en cierto modo). Existe una mina muy rica de investigación en el tema de las religiones y el perdón que aún no ha sido explorada sistemática o filosóficamente.