La Conexión Sináptica
Dentro del cerebro de todos los animales y los seres humanos ocurren interacciones continuas y comunicaciones químicas entre las células llamadas neuronas. Estas células tienen la apariencia de largas fibras con salientes en forma de dedos en ambos extremos. En un extremo los dedos sirven como antenas; en el otro, como transmisores.
Las neuronas no se tocan físicamente unas con otras. El espacio entre los transmisores de una y las antenas de otra se denomina sinapsis. La recepción de una molécula mensajera (neurotransmisor) en la antena desencadena una secuencia de actividad celular que resulta en otra molécula mensajera que se transmite desde el extremo opuesto de la célula. Estas moléculas atraviesan la sinapsis hacia la siguiente antena y así sucesivamente, como una oleada de dominós. Las moléculas mensajeras se degradan o se reabsorben, y la neurona queda nuevamente en reposo, lista para la siguiente oleada.
Miles de neuronas se pueden interconectar a través de estos dedos, no sólo en serie, sino también en prácticamente una infinita variedad de redes ramificadas. Cada célula se convierte en un centro con rayos que dirigen a otras áreas del cerebro.
Si bien en la actualidad se considera que el ordenamiento físico de las neuronas se determina genéticamente, las conexiones sinápticas entre las células es maleable y se encuentra en continuo cambio. Se podría decir que los genes determinan el plano de nuestro hogar mental, pero que la experiencia abre y cierra puertas, y mueve y acomoda los muebles para completar el espacio vital del cerebro.
Pero esta organización, nuestro «estado mental» como se le podría llamar, no está rígidamente establecido. Durante una vida de experiencias se crean y se rompen continuamente las conexiones sinápticas, formando una vasta y siempre cambiante red neural. El cerebro es diferente hoy de lo que era ayer. Debido a que el cerebro proporciona el sustrato físico de la mente, podemos decir que, hasta cierto punto, nuestra mente se encuentra en constante cambio.
Llegar a entender los procesos sinápticos que reúnen, almacenan y recuperan información a través del cerebro es lo más novedoso de la neurociencia moderna. El impacto del aprendizaje a través de la experiencia está resultando ser más importante que el concepto evolutivo de la psicología sobre el determinismo innato. En otras palabras, los muebles dentro de nuestro hogar mental no se encuentran atornillados al piso, las puertas no están cerradas ni permanecen abiertas. Debemos manejar con cuidado y cuidar de nuestro hogar mental si queremos que continúe teniendo un buen carácter y que permanezca organizado de forma correcta.