Ocho Palabras
La habilidad para captar el significado subyacente de las condiciones presentes es poco común. La habilidad para concentrarse en algo más allá de las circunstancias es un don difícil de adquirir. Ambas son características de una buena visión, pero ¿de dónde viene esta visión?
Combinando su sabiduría con una perspectiva general en tiempos distantes, Salomón preservó el siguiente proverbio para la posteridad: «Sin [visión] el pueblo será disipado» (Proverbios 29:18, Reina Valera Antigua). El hijo del Rey David de Israel, Salomón, fue un coleccionista de los sabios refranes de los antiguos. Su larga antología es un tesoro de lecciones aprendidas; sin embargo, incluso en esta aparentemente sencilla cita acerca de la visión, no todo es como a simple vista aparenta ser. Los traductores de la versión antigua de la Reina Valera, como los de la versión en inglés más famosa de la Biblia, la versión King James de 1611, en cierta forma confundieron la intención.
La traducción literal en la versión en inglés Young's Literal Translation dice algo como: «Sin una visión un pueblo queda a cuerpo descubierto»; no obstante, las traducciones textuales no dan el mismo sentido en el lenguaje cotidiano. Con el paso del tiempo cambian nuestras formas de expresar un concepto dado. Una traducción alterna no literal del texto hebreo original, el Tanakh, dice: «Por falta de visión un pueblo pierde la compostura». Aquí el concepto de «disipar» se ha interpretado como la pérdida de compostura personal, la cual conduce al olvido. La compostura personal o autocontrol es el requisito de una comunidad civilizada, la condición básica sin la cual una sociedad estructurada y ordenada se torna imposible.
Otra versión añade el concepto de orden y agrega una dimensión más: «Donde no hay dirección divina no hay orden» (Dios habla Hoy). Esta traducción refiere que la visión proviene de Dios en la forma de una enseñanza inspirada. La dirección divina llevada a la práctica conduce al autocontrol, que a su vez produce lo contrario al olvido; genera vida.
¿En qué consiste esa «dirección divina»? La versión Reina Valera 1960 dice: «Sin profecía el pueblo se desenfrena». Esa profecía es la palabra de Dios y proviene de la única Fuente. Va más allá del alcance de la investigación de los seres humanos. Es la Palabra dada. En su redacción vernácula, la versión de la Biblia en Lenguaje Sencillo nos dice que «donde no hay un buen gobernante, el pueblo no sabe qué hacer».
Lo que se hace aún más evidente bajo la superficie de la sencilla declaración de Salomón es que la palabra revelada abarca las leyes de la vida. Un proverbio es una figura literaria que contiene una declaración de apertura y una declaración concluyente y secundaria. Este proverbio termina con una reafirmación: «mas el que guarda la ley es bienaventurado» (RV 1960). En términos más claros, el antídoto para el olvido es poner en práctica los preceptos de la misma ley de Dios. De acuerdo con su sabiduría divinamente inspirada, la felicidad del ser humano gira en torno a la obediencia al conocimiento revelado en forma de una instrucción o ley.
Donde no hay visión, el pueblo se extravía (NVI). Ocho palabras, pero un mundo de significado y dirección para la vida.
La recopilación de sabiduría de Salomón no sólo incluye el libro de Proverbios; también dejó tras de sí otra serie de refranes titulada Eclesiastés, la cual concluye apropiadamente de esta forma: «El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre» (Eclesiastés 12:13, NVI).
Visión – Una Revista para un Nuevo Mundo es una nueva publicación para toda la humanidad de cara a un nuevo siglo. Su objetivo es realizar un análisis de la esfera humana desde una perspectiva cada vez menos frecuente. Va más allá de la superficie de nuestro complicado y multifacético mundo para deshacer un nudo de motivaciones, necesidades y deseos. Explica nuestra historia humana; desafía nuestra demasiado fácil aceptación del presente. Ofrece soluciones y brinda impulso a partir de reflexiones acerca de la muy frecuentemente olvidada y quizás rara vez conocida palabra de Dios.
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